Este hombre es completamente diferente, y es de las pocas veces donde realmente notamos la magia en su espectáculo. Sin cortinas ocultas, sin sombreros, una calle transitada de una gran ciudad donde no hace falta tener a nadie compinchado del público. Solo su atención, que miren a través del puente por el que pasan para observar a ese chico tan normal que está mirando el río.
Mirándolo, decidido a saltar…hasta que se pone a caminar sobre el agua. No hay tablas ocultas, no lleva ningún tipo de calzado especial, camina como si lo estuviese haciendo en la acera ante el estupor de todos los que le observan. ¿Qué truco puede haber? Por muchas vueltas que le damos no conseguimos alcanzar una respuesta que no sea ”magia”.