Esto se traduce en que el parto es un auténtico infierno por mucho que queramos edulcorarlo con palabras bonitas y sueños de ser felices con el recién nacido.En este experimento dos hombres viven el dolor del parto. A través de diversos artilugios les van insuflando cada vez más dolor, al igual que ocurre con las embarazadas que están dando a luz, parece que el dolor se acaba pero nada más lejos de la realidad, sigue ahí aumentando y creciendo sin descanso, como si te estuviesen devorando por dentro.
Los hombres apenas aguantan el dolor. Así es, muy de machitos pero rápidamente caen al suelo entre retortijones pidiendo que se detenga el experimento. Intentan camuflarlo con risas y haciendo bromas pero el dolor está ahí y eso es algo que mientras ellos pueden evitar las mujeres jamás podrán evitarlo, es cuestión de naturaleza y es a ellas a quienes les ha tocado tener que dar a luz.