Es el caso de este pequeñín, un fenómeno en el baloncesto con menos de 2 años, demostrando lo bien que se le da encestar con todo tipo de pelotas. Empezó practicando en casa, con la típica canasta de plástico con la que se distraen a pesar de no acertar casi nunca. A medida que los padres vieron lo bien que se le daba le pusieron pruebas más difíciles, en rincones más complicados de la casa donde ver todas sus capacidades.
Es increíble su habilidad, dejando claro que dentro de no muchos años podrá medirse con cualquier chico de su edad. Esperemos que siga entrenando si es lo que le gusta y que, en el futuro, podamos disfrutar de su juego, mucho más pulido en las canchas.